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domingo, 17 de octubre de 2010

Flashback. Cap. 3

Nota: Sé que todas las que leen mi blog ya son lo suficientemente maduras, asi que no se vayan a asustar con el siguiente capítulo, ya que lo creo totalmente normal y un estilo de narracion interesante. Tampoco es para pensar que soy morbosa! XD


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-Oye -volvió a hablar, aún con su ronca. Ahora la oí un poco familiar -. ¿Tu eres Kate Johnson?

Me sobresalté. Sí era yo, pero ¿por qué me estaba buscando a mí?

-Sí -levante la vista para verlo -yo soy Kate John... -no pude terminar la frase.

Abrí los ojos como platos debido a la sorpresa. La confusión me estaba ahogando. Dejé caer el cuaderno hacia mis pies. Ante tantas cosas en mi cerebro se me había olvidado respirar, cuando alfin lo logré no me creía capaz de articular ninguna palabra.

-¿Sebastián? -susurré, sin aliento, mientras él permanecía con una sonrisa angelical...

Estaba delante de mí haciendo que todo intento de hacer a un lado los recuerdo se quedará frustrado y desechado. La impresión no dejaba mi rostro ni por un segundo, podía escuchar con claridad los latidos de mi corazón justo al lado de mis oídos; por un momento creí que hasta Sebastián podía oirlos. Y así fue como recordé lo que no tendría que haber sido recordado.

Mi mente regreso por sí sola al Spring Break del año pasado, en mi mente todo se miraba tan claro, justo como si hubiera sido ayer. Era un flashback, diría mi maestra de inglés. Le gustaba decir esa palabra cuando recordaba momentos de su vida y luego los compartia con todo el alumnado.

"Se esperaba que ese Spring Break fuera salvaje. Era nuestro penúltimo break, así que dejaríamos todas las reglas y nos lanzaríamos hasta lo mas profundo. La última fiesta del break se había planificado en una playa privada, para todos los estudiantes del colegio. Fernanda y yo habíamos prometido quitar fronteras, romper marcas, desechar miedos; todo. Todos estabamos listos, las bebidas también y no eran solamente Margaritas sin alcohol. Prometí no pasarme con respecto a los tragos que tomaría esa noche puesto que sabía lo que era una resaca.

Lo malo era que toda la semana estube algo distraída debido a mis padres. Ya había sido bastante tiempo desde que se separaron, pero la semana pasada llegó un sobre manila a la casa y mi madre temblabla al abrirlo. Yo de antemano ya tenía en mente qué iba a pasar. Las lagrimas de mi madre caían por sus mejillas mientras leía el documento. Recuerdo haber preguntado qué decía en una simple pregunta e inútil esfuerzo. Ella no me dirigió la mirada y corrió lo más rápido que pudo hacia su cuarto y se encerró ahí por un par de horas, llorando. Me sentía tan mal como mamá, que lleguen los papeles del oficialmente divorcio, no era una buena idea para comenzar la semana. Me sorprendí de la cobardía de mi padre al enviarlos solo así, debido a que el no era hombre cualquiera. Luego, con el transcurso de la semana y las constantes quejas de mi madre ya había notado el motivo por el cuál él no lo hizo en persona: mi madre solía ser una mujer compulsiva, se dejaba dominar por sus emociones y no pensaba lo que hacía. Era una mujer inestable, una de las razones por la cual mi padre la amo tanto; al pensarlo bien, creo que hizo bien mi padre al no llegar en persona, hubiera sido un gran drama y mi padre, viendo la cara de dolor mi madre, se hubiera descompuesto en el momento.

Su matrimonio no funciono por dos razones: Se casaron muy jovenes y ambos querían perseguir sus sueños, lo cual ninguno de los dos lo logro. Ya tenía en cuenta sobre el fallido intento de mi padre sobre ser escritor, pero el sueño de mi madre era algo demasiado loco en ella: queria lograr algo, no importaba lo que fuera, pero quería tener exito y que su nombre fuera recordado por siempre; yo sí recordaría su nombre hasta la muerte...

Dado a eso, me sentia muy estresada en la semana del break asi que decidi olvidarme de todo en la última noche, tratando de controlarme. Un amigo, John, de Fernanda llevó a varios compañeros de él que vivían cerca. Todos los compañeros de John eran bastante apuestos, pero había uno en particular que atrajo mi atención. Era alto, delgado, de cabello negro y radiante sonrisa. Sus ojos eran oscuros, pero realmente profundos; por un momento me creí perdida en ellos. John nos presentó a cada uno y dejo al de ojos oscuros para el final. Su nombre era Sebastián; bastante sexy, pensé en mi cabeza. Kate, mantén tus pensamientos retorcidos donde corresponden, en tu mente, me reprendí a mi misma.

La fiesta continuaba y pude ver que Sebastián dirigia sus penetrantes ojos hacía varias veces, no pude resistirme a mis caprichos como mujer. Me hize de la ignorante y fui a buscar otro trago al bar; me controlaría, pero luego de sacarme unas cuantas ideas en mi mente. El hombre que estaba atendiendo puso mi vaso en un portavasos. Una fragancia adicta me abrumó por completo, en cuanto pude notar ví de reojo una figura masculina a mi lado derecho que me observaba.

-Así que -empezó con una voz suave y susurrante -eres muy jovén como para beber, ¿no?

Lo miré. Era Sebastián, tenía una sonrisa malévola y en sus ojos brillaba algo desconocido para mi mundo.

-Si lo miras de un modo retorcido imaginando que me embriagaré hasta no poder más -hable con tono sarcástico -sí, soy demasiado menor.

-¿Y de qué modo lo miras tú? -pregunto el con una sonrisa que dejaba relucir sus dientes blancos.

-Lo miro como un modo reflexivo -dije mientras lo miraba -. A mi me hace pensar y necesito hacerlo en este instante.

Parecio realmente interesado sobre lo que estaba hablando, cualquiera se hubiera dado la vuelta y hubiera bailado para no volver a verme nunca más. Pero él no hizo eso. Me miro con ojos aún más intrigados y dijo:

-Soy Sebastián Evans-se presentó a sí mismo estirando su brazo para estrechar mi mano -creo que eso ya lo sabias, ¿no?

¿Tan obvia fui?, me pregunté a mi misma.

-Cuando John nos presento ante tus amigas -aclaró él rápido al ver mi cara de espanto.

-Claro -dije tratando de aclararme la garganta -. Soy Kate Johnson.

-¿Tu eres hija de Stuart Johnson? -preguntó asombrado.

Hice un gesto de pocos amigos y me dirigí hacía mi bebida.

-Sí, soy ella -contesté con mala gana.

-¿Te molesté en algo? –preguntó algo temeroso.

-No –dije mirándolo a los ojos –, es solo que me molesta que me recuerden solo por mi padre.

-¡Lo siento! –se disculpó –No era mi intención.

Se hizo un gran silencio mortal entre nosotros, al menos nuestro entorno seguía muy ocupado en la fiesta. Como algo inesperado, él hablo:

-¿Te puedo preguntar algo? –preguntó temeroso –Espero que no sea muy personal.

Ahí me asusté. ¿Qué tipo quisiera saber algo personal a cinco minutos de haberse presentado con la otra persona?

-Claro –respondí sin pensarlo. En ese momento quería ponerme un gran letrero que dijera “Idiota”.

-¿Qué tipo de cosas querías pensar usando eso –dijo señalando mi bebida en mis manos –como medio?

Demasiado personal, pensó mi cabeza. Pero bueno, había que verle el lado positivo: yo estaba aquí, varada con un “medio pensativo” no muy sano, él estaba dispuesto a escuchar, yo tenía que desahogarme y él nunca me volvería a ver. Todos contentos.

-Mis padres se separaron –empecé dispuesta a soltarlo todo –hace ya bastante tiempo, pero los papeles finales llegaron la mañana que partí de mi casa para el break. Mi madre está un poco mal, conservaba la esperanza de que en algún tiempo se podría resolver todo, pero mi padre no es de mucha paciencia y mi madre es experta en acabar con ella.

Mientras yo hablaba mantuve la vista fija hacía la playa, las olas iban y venían. Unas rompían contra otras, todas en una perfecta sinfonía; un perfecto compás. Normalmente cuando ya estaba subidita de tragos solía ponerme muy melodramática, lo cual era algo que no debía pasar.

Sebastián recorrió todo mi rostro con sus dulces ojos hasta llegar a los míos. Me atraparon enseguida.

-Hace mucho ruido aquí, ¿no crees? –preguntó él.

En ese momento empezó el karaoke y como era de esperar no era tan bueno. Sebastián tomó mi muñeca y me llevó hacía el hotel donde todas mis amigas nos habíamos hospedado. Sé que todo esto estaría mal si fuera algún depravado, pero no lo era de eso estaba segura.

Llegamos al Lobby y el pidió el ascensor mientras tomaba mi mano y hacia pequeños círculos con su pulgar. El ascensor se abrió y me llevó al piso cinco, supuse que ese era su piso. Entramos a su habitación y solté su mano mientras un escalofrío me invadía cuando vi la cama solitaria en medio de la habitación. Me volteé a verlo con cara de horror y si el respondía con una cara maliciosa como lo hacían en las películas ya tenía preparada varias técnicas de defensa personal, al menos ya sabía de qué me servirían.

La cara de Sebastián parecía confundida, pero no era tonto y descifró enseguida lo que yo pensaba.

-¡Oh no, Kate! –Exclamó tomando mis manos y tomando asiento en la cama –Solo quiero charlar contigo.

Mi cara sufrió un obvio alivio, pues ya me había puesto rígida debido al temor y a la preocupación.

-¿Y de qué exactamente quieres charlar? –Empecé –No me conoces mucho así que no puedes hablar de mucho.

-Exactamente –dijo él con voz susurrante dejando escapar un poco de su aliento penetrante –. Quiero saber todo de ti.

Una sensación extraña recorrió mi columna hasta llegar a mi cuello. Eran palabras intensas para la primera charla formal. Debo admitir que me asusté un poco, pero no lo demasiado como para salir corriendo. El miedo que sentía no tenía nada que ver con el pánico, este era una clase de miedo diferente. Tenía miedo a que esto fuera lejos, era mi última noche de break y solo Dios sabía cuándo volvería a ver a Sebastián. Una voz en mi cabeza me dijo: ¡Hazlo! No tienes nada que perder. Mentalice eso mientras decía:

-¿Qué quieres saber? –susurré agachando la cabeza –. No soy tan interesante como tú crees.

Sus delicados dedos se posaron en mi barbilla y alzó mi cabeza hasta que sus penetrantes ojos pudieran ver hasta mi alma.

-No lo pienso así –susurró mientras acercaba su rostro al mío. Su boca estaba tan cerca de la mía que casi podía inhalar su aliento, quería tener más de él. Más. La simple palabra me llena de éxtasis. Un deseo demasiado carnal me invadió por completo. Él avanzó más, ahora con miedo a mi reacción, pero yo permanecí inmóvil, dándome a entender que dejaría que pasara lo que tendría que pasar.

Posó sus suaves labios sobre los míos mientras que los míos, tontos y ridículos, hacían un intento para salirse con la suya. Teníamos armonía y deseo a la vez. Un escalofrío me lleno todo el cuerpo y sabía que quería más. Con mis manos tomé su cabello y lo enterré en ellos y él fue tomando poco a poco mi cintura; de un momento para otro, la ternura había cambiado a pasión. Para mi boca, sus labios ya no eran suficientes y al parecer sucedía lo mismo con él. Empecé a abalanzarme sobre él, aunque parecía denotar algo de inseguridad con lo que yo hacía, pero no me importo.

Me seguí hundiendo más en sus labios y aún así yo seguía poniendo más esfuerzo que él; me separé un momento para tomar aire, para que mi respiración se calmara y para dejar que saliera su dulce aliento de mi boca. De pronto, sus labios azotaron los míos mucho más feroces que la última vez. Tomé con más fuerza su cabello entre mis dedos, en un esfuerzo inútil de tratar que no se despegara de mí y él me apego más a su cuerpo con sus manos todavía en mi cintura, pero ahora eran rígidas y para nada tímidas.

El miedo abandonó su cuerpo. Lo supe cuando se tumbó sobre mí y yo me dejé caer sobre la cama. Sus manos se movían lentamente por mi cuerpo, desde la cintura hasta mi cuello. Eso me causaba una corriente eléctrica y hacía que lo deseara aún más. Con todo el deseo rondando en mi cabeza no podía pensar, más bien era como si estuviera observando la escena desde arriba; en la escena vi como poco a poco me fui desabrochando el pantalón y como él no hacía ningún esfuerzo por impedirlo. Entre en pánico.

Me separe de él tan rápido como pude y subiéndome el pantalón a la velocidad de la luz. Me dirigí a la puerta mientras él se había quedado tendido en la cama, con cara de horror y pánico. Supuse que mi cara expresaba algo más aterrador a eso, algo desconcertante.

Nadie dijo nada. Solo se oía mi respiración entre cortada. Solamente.

-Kate –dijo él acercándose a mí; yo retrocedí por acto reflejo –. ¡Perdóname! No sabes cuánto lo siento. Es solo que no pensé que llegara a tanto.

Por un lado tenía razón. Supuse que tuvo un plan para besarme, pero no tuvo uno para ir más lejos. Yo fui la que lo sedujo y activo sus sentidos, sus deseos.

-No –dije entre cortadamente –, fue mi culpa desde un principio. Yo… lo siento.

Fue lo último que dije y salí corriendo hacía el ascensor, los gritos de Sebastián gritando mi nombre me perseguía. El ascensor se abrió y entre rápido mientras apachaba con desespero el botón de “cerrar”.

Las puertas se empezaron a cerrar y vi la silueta de Sebastián justo enfrente mío.

-No me olvides –susurró mientras el ascensor se cerró por completo…”


-¿Kate? –Preguntó Sebastián delante de mío a un lado de los casilleros –¿Estás bien?




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Je. Ese fue el cap. Espero que les haya gustado.

Que pena con ustedes :$ No habia podido publicar, ya saben: vida social y eso.

Bueno, me falta 3 dias para terminar el curso escolar, no imaginan lo feliz que me siento, solo por unas cuantas cosas que quisiera conservar, pero bueeh' vere que pasa.

Deseenme suerte con mis notas, porgaa :$ se que no me eche ninguna, pero no se como ire a salir.

Wow, chicas 1,600 visitas en un mes? ESTOY TAN FELIZ! :DD Por cierto, el 15 de octubre cumpli un mes de haber creado el blog! Jeeee.

Otra vez, lo siento por no haber publicado :D espero que les guste el cap tanto como a mi.

Ciaooo


That's why they call me Mr. Farenheit

-Queen.