Another day to sing about the magic that was you and me
You and I Both - Jason Mraz----------------------------------Ya vestida como estaba, baje a tropicones las escaleras y ví a mi madre tomando su típica taza de café con el periódico en la mano.
-Madre -dije tratando de imitar un tono formal -¿núnca te cansas de leer las catastrofes del mundo?
Mi madre solamente levanto la vista conforme yo me acercaba a ella. Bebió un sorbo de su café, dos cucharaditas de azúcar y una de canela. Perfecto para ella.
-Aunque no lo creas -empezó dejando la taza en la mesa y doblando el periódico en la mesa -no todo es catastrofe. Mira esto.
Empujo el periódico hacía el lado opuesto de la mesa para llegar a parar enfrente mía en la página de 'Negocios'. El encabezado de la noticia leía: Stuart Johnson demuestra la falsificación de varios documentos legales. Presuntos responsables en la carcel.
No sabía que sentir. Mi padre estaba en las noticias, pintado como un prestigioso y afortunado abogado. Me sentí tan orgullosa de él, aunque un poco enfadada ya que no me había mencionado nada cuando hablamos hace varios minutos. Al menos, ya había una alegría en mi primer día; si el resto resultaba horrible, ya no me importaría tanto.
Salí de casa echa un manojo de nervios y me paré enfrente de mi coche. Era un Spark, Chevrolet. Suspiré cuando recordé la historia de ese carro; fue mi primer carro, y fue comprado con el primer caso ganado de papá. En ese entonces, mis padres todavía eran muy unidos, recuerdo la alegría en el rostro de mi madre cuando me lo entregaron, y la euforía en el de mi padre mezclada con un poco de ansiedad debido a las prontas clases de manejo, según él todavía era muy jóven para empezar a manejar.
Aclaré mi mente, puesto que no me gustaba manejar con todos esos recuerdos agolpados en mi mente y estar fuera de la carretera. Prendí el radio y subí el volumen tratando que la música se llevará todo. En poco tiempo, estube parqueada enfrente del colegio. Me sentía tan nerviosa, respire profundo y me prepare para entrar. Salí del auto tranquila, esperando que nada pasara hasta entrar al salón de clases, hasta que alguien se abalanzo sobre mi con una fuerza que indicaba que había corrido para atrapar velocidad. Sus gritos ensordecieron mis oidos, pero supe en ese instante de quien se trataba.
-¡Luisa! -exclamé, era algo entre sorpresa y apretujamiento; la miré fijamente y tenía ese brillo en sus ojos que podía alegrarle la vida a cualquiera; le devolví el abrazo tan fuerte como pude en busca de venganza -. Te extrañe.
-¿Y crees que yo no? -señalo con sarcasmo separandose de mi y de mi cuerpo.
Reí por lo bajo.
-¿Y cómo has estado? -le dije mientras la guíaba a nuestro salón de clases -¿Qué hiciste este verano? ¿Y por qué demonios no has respondido mis correos?
Ella rió a carcajadas.
-Estoy bien -indicó mientras seguía mi paso -, y lo siento demasiado por no contestar nada, es sólo que mis padres me sorprendieron con un viaje a un crucero para todo el verano, y realmente quería gozar mis vacasiones y alejarme del mundo caótico un por un tiempo.
-¡Ja! -exclamé -se nota que has estado leyendo la lista de libros que el profesor Newton nos dió a final del curso.
Ella rió. Su risa era como una campana, tintineante y relajante.
-¿Shakspare? -preguntó ella con un poco de horro -. Romeo, Romeo, ¿dónde estás que no te encuentro? -citó.
-¡Querida Julieta! -le seguí el jueguito -. ¿Quisieras dejar de hacer un gran drama?
Reímos al uniso mientras que los demás estudiantes nos miraban.
-Oye -me preguntó -dejame ver tu horario.
Pidió permiso, pero cuando reaccioné ella ya lo tenía en la mano. Sus ojos rebuscaron en mi horario tanto como en el de ella. Luego de hacer una breve pausa con una gran mueca en su boca, me miró y dijo:
-La única clase que no tienes conmigo es Historia -exclamó euforica -. ¿Cómo quieres que soporte al profesor Chan sola?
Su ironía me parecía divertida.
-¿Acaso crees que yo hice el horario? -dije mientras empujaba la puerta de entrada a la secundaria -. No es culpa mia que en ese periodo tenga libre.
-Sí, sí lo sé -dijo dando el tema por terminado -. ¿Número de casillero?
-Ehm -dije dudando, puesto a que no recordaba nada -264.
Luisa dió un grito de emoción.
-262 -dijo mientras una sonrisa empezaba a surcar sus labios -. Esta vez, creo que no pudieron separarnos.
Traté de ignorar su comentario histérico y seguí caminando hacía Biológia. Mi clase personalmente favorita. Luisa y yo seguímos un paso rítmico mientras entrabamos al salón. Era típico de un primer día ver a todos los compañeros y amigos compartiendo memorias o momentos. La señora Hawkings, nuestra maestra de Biología, entró con paso dominante en el salón y corrí hasta el único lugar vacío que había al final del salón con Luisa pizandome los talones.
-Buenos días, jóvenes -saludó la profesora Hwakings -haré esto breve y conciso. Espero que hayan pasado un verano genial. Creanme cuando les digo que no eran los únicos tristes al volver a la escuela, pero la vida esta llena de acciones que no queremos hacer, y hay que hacerlas.
Oh no, pensé para mí. Ya se puso poética.
-Por suerte para ustedes -dijo interrumpiendo mis pensamientos -, mi discurso esta vez no durará mucho. Quiero presentarles a una estudiante nueva en este curso de Biologia.
Una jóven, de estatura mediana, pelo castaño y largos, ojos grandes y marrones, y un caminar simple, entro al salón.
-Ella es Natalia Chajón -dijo presentando a la jóven que entró -. Es nueva aquí, como pueden notar. Fue transferida de Boston hasta acá, y no tengo que decir más sobre su vida. Espero que la acepten bien.
La profesora Hawkings le hizo un gesto con la mano a Natalia y ella caminó timidamente al otro lugar vacío, justo a la par mia. Le sonreí cuando su mirada se encontró con la mia y ella en un gesto amable me dirió la mas sana sonria que había visto. No estaba llena de hipocresía, ni de falsos sentimientos, solo de una pura y sincera gentileza.
En este periodo de clases hablamos sobre el sistema circulatorio. Si, bueno ¿qué hay que saber del sistema circulatorio? Sé que hay una bomba principal que es el corazón que transporta sangre oxigenada y desoxigenada a todo el cuerpo, pero eso no era todo. El corazon era capaz de transmitir aún más que sangre. Esa maldita bomba te hacía sentir muchas cosas al mismo tiempo, que hasta te hacian sentir mareada y confundida. Sí, sé que todo eso del amor no tendría que ver con el corazón, puesto que solo es un órgano, pero digamos que hipóteticamente sí. Digamos que toda la culpa la tiene el corazón, quien es un órgano que no tiene ojos, como para ver exactamente de quién se está enamorando. En ese momento recordé el Spring Break pasado, esas vacasiones fueron lo máximo. No era solo el hecho de pasar en la playa todo el día, sino de haberlo visto por primera vez a él, él... Sebastian...
El timbre interrumpió mis pensamientos y me hizo dar un pequeño salto en mi lugar. Agarre mi mochila y sali corriendo, con Luisa detrás.
-Oye -exclamó Luisa entrando a un salón -me toca historia -torció los ojos -nos vemos en Literatura.
Asentí y me alejé a buscar mi casillero. Caminé por los pasillos y miré varias compañeras de clase correr hasta los brazos de sus novios, exaltadas de la emoción. Tal vez sea tiempo de empezar a buscar, dijo mi subconsiente. ¿Qué? ¡No!, dije yo para mis adentros. La verdad era que no me hacía falta tener novio. ¿Tube? Sí, y no fueron unas grandiosas experiencias por decirlo asi, no necesito de alguien más, sea hombre o mujer, para estar completa. Tenía planeado ir a la universidad sin ningun obstaculo que me detuviera, quería explorar el mundo y conocer cosas que no podría hacer si estuviera atada con un novio. Esa era la idea de vida de mi madre en su juventud, bueno eso hasta que se caso con mi papá. Ambos jóvenes, y con mentes positivas. Cualquiera diría que eran jóvenes con carreras prometedoras en el futuro, pero no fue asi. A mamá la despidieron después de tres meses en una gran empresa de publicidad, resulta que en esos tiempos, me dió varicela y no podía pagarle a nadie para que me cuidara, entonces renunció, como ella suele decirlo.
Papá, por otro lado, miraba su futuro como un grandioso escritor. Yo nunca lo ví así, siempre creí que el mejor de los trabajos que él podría tener sería ser mi padre, mi superheroe, mi todo. Pero no era así. Empezó a escribir un libro, pero con el desempleo de mi madre, mi padre tuvo que buscar otro empleo de medio tiempo. Fue un momento de escazez en nuestra familia, luego, por algún afán del destino, mi padre de repente se convirtió en un exitoso abogado, lo cual dejaba menos tiempo para su hábito de escribir y para nosotras.
En todo ese tiempo yo tenía aproximadamente 6 o 7 años de edad. Ahora tengo 17, una edad bastante promiscua para cometer todos los errores que cometieron mis padres, una reacción en cadena, pero tenia mi mente enfocaday me había prometido a mi misma de no pasar algo parecido.
En todo el tiempo que mi mente vagó, llegue a mi casillero. Y Natalia estaba ahí, su casillero era el 263. Creí que sería conveniente, ya que quería hablar con alguien que no me conociera.
Cuando la ví le sonreí lo más amable que pude y giré el candado de mi casillero con la clave que tenía apuntada en un papel arrugado. Me quité la mochila del hombre y empezé a descargar todos los libros que sabía que no los iba a usar en este periodo, bueno casi todos. A Natalia se le cayo su libro de Literatura y varias cosas más. Frustrada, solo emitió un respiro y se acuclilló a recoger lo que se le había caido. Deje mi mochila en el piso y me agaché para ayudarla. Levantó su libro y yo levante varios lapices y un ejemplar de Orgullo y Prejuicio.
-Jane Austen es un clásico -dije mientras se lo devolvía.
-Eso es cierto -dijo ella mientras lo recibía. Su voz era algo como un débil tintineo. No en el sentido de que así era su voz, sino que le faltaba fuerza, se notaba que era muy tímida.
-Así que, ¿Bostón? -pregunté con la patetica ilusión de hacer una conversación. Era mucho esfuerzo y la entiendo porque todos fuimos nuevos en algún momento y en mi caso, si hubiera existido alguien que quisiera entablar una conversación conmigo en mi primer día, no me hubiera sentido tan frustrada los primeros años.
-Sí -asintió ella con una sonrisa torcida.
-¿y por qué te mudaste? -pregunte mientras volvía la mirada hacia el fondo de mi casillero.
No respondió.
La miré y en su rostro había una clara confusión.
-No me mal entiendas -dije al instante en que vi su expresión -. Solo quiero socializar; todos fuimos nuevos alguna vez.
Su rostro se relajo y me sonrió naturalmente.
-Bueno -empezó mientras ordenaba su casillero -a mi papá lo transfirieron, y nos arrastró a nosotros, con mis hermanos y mi mamá a este lugar.
El tono de su voz era de un completo desagrado. Lo entiendo, es díficil dejar un lugar llamado hogar para llegar a otro lleno de totales desconocidos.
-Entiendo -dije agachando la cabeza -no es fácil dejar todos los recuerdos atras.
Su rostro se crispo y me dirigió la mirada. Su expresión gritaba: ¿qué eres? ¿Quién te crees que eres para decirme qué pensar? Pero antes de que su boca expresara lo que su rostro decía, no dijo nada. Poco a poco, sus cejas de volvieron más suaves y su rostro de convirtio en preocupación.
Ella se dedicó a asentir.
-Me tengo que ir -dijo. Oh, no. ¿Y si la espante? -. ¿Sabes dónde queda el salón de historia?
-Está a dos puertas del salón de Biología, al lado izquierdo -dije quedamente porque me preocuaba haber cuasado una mala primera impresión.
-Gracias -dijo ella cerrando su locker, recogiendo su mochila y partiendo -. Por todo.
Una sonrisa surcó mi rostro, había reaccionado bien ante nuestra pequeña charla. Almenos no había metido la pata, lo tenía por seguro.
Después de eso, me sumergí en un cuaderno que tenía entre mis cosas viejas. Era como un diario, lleno de pensamientos de la semana y cosas así. Me sumergí y segui hundida en ese cuaderno que llevaba parte de mi vida. Llegue a la parte que decía: Spring Break :), y ahí me detuve.
Volví al principio rebuscando memorias, poniendo excusas para no leer esa parte.
De pronto, una voz masculina junto a mi hablo:
Disculpa -dijo con un tono ronco muy varonil -, ¿sabes en dónde se enceuntra el casillero 265?
-Es este -señale con el dedo el casillero de a la par y le respondí sin despegar los ojos del cuaderno. Cualquiera podría haber dicho que era descortés, pero tampoco le podía entablar una conversación de lo más normal.
-Oye -volvió a hablar, aún con su ronca. Ahora la oí un poco familiar -. ¿Tu eres Kate Johnson?
Me sobresalté. Sí era yo, pero ¿por qué me estaba buscando a mí?
-Sí -levante la vista para verlo -yo soy Kate John... -no pude terminar la frase.
Abrí los ojos como platos debido a la sorpresa. La confusión me estaba ahogando. Dejé caer el cuaderno hacia mis pies. Ante tantas cosas en mi cerebro se me había olvidado respirar, cuando alfin lo logré no me creía capaz de articular ninguna palabra.
-¿Sebastian? -susurré, sin aliento, mientras él permanecía con una sonrisa angelical...
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Bueno, este cap me gusto bastante. Creo que las dejé en suspenso, ¿o no?
Perdon :/ dije que iba a publicar ayer, pero me puse grave y no quería hacer nada. Hoy no fuí al colegio y aproveche para terminar el cap.
Me gusta como va esta historia :DD
Gracias a toodas las que comentan enserio! :))
NUEVO HEADER: Mi queridísima madrina me hizo un header y está hermoso :') a poco no? GRACIAS MARII!
Me despidoo!
Ciaoo!
PD: Elimine la entrada de los premios, luego la publico otra vez!
RANDOM:
¿El jueves? ¿Qué voy a hacer? AGH, cada vez que pienso en eso se me revuelve el estomago :$ Lo malo es que no sé si es en el buen sentido, o en el malo... :)