Entré al salón y lo vi, sentado, esperando. Vi que tenía un asiento apartado, supuse que para mí y en ese momento se me estrujo tanto el corazón que me quería poner a llorar. ¿Cómo era que él me quería lejos? Respiré hondo y preparé una que otra palabra para… ¿alejarme de él?
Tragué saliva, puesto que no quería alejarme de él. Había pasado solamente dos días con él y sinceramente eso me bastó para saber que al estar a su lado era feliz. Caminé a paso lento puesto que quería evitar llegar hacía él, pero un grupo de alumnos de último grado iban caminando con prepotencia y me obligaron a caminar rápido.
Los ojos de Sebastián se iluminaron cuando me vieron, me sonrió tan cálidamente que hubiera querido quedarme con él, para siempre, en un completo silencio, respondiendo a su sonrisa con la mía. Sus ojos me atraparon tan rápido como pudieron y no pude articular palabra alguna. Mi debilidad solamente me permitió sentarme y sacar mis cuadernos de Biología, ya que quería avanzar algo sobre la tarea.
Pero no pude. Sebastián me comenzó a hablar con esa voz que causaba una corriente eléctrica en mi espina dorsal.
-¿Y cómo te fue en tu clase de Biología? –preguntó armoniosamente.
¿Qué le respondería? ¿Mal, porque la rubia esa me exigió que me alejara de ti? No era ese tipo de chica, no era una soplona, pero tampoco quería dejar ir a Sebastián.
-Bien –una palabra. Eso fue lo que mi boca pudo expulsar. Sentía que si hablaba más me delataría y causaría un gran lío entre Jasmine, Sebastián y yo.
-¿Qué paso? –preguntó como las madres le preguntan a sus hijos cuando esperan malas noticias.
-¿Cómo sabes que pasó algo? –demandé saber.
-Kate, eres tan predecible –musitó –. Es obvio que algo te pasa, cuando algo anda mal arqueas tu ceja derecha. Siempre.
Quedé con los ojos como platos, ¿en realidad era tan predecible? Estaba a punto de abrir mi boca para preguntárselo, pero él me detuvo:
-Hiciste ese gesto, la noche del Spring break –habló en tono bajo –; en el ascensor, justo antes de que se cerrará la puerta.
¿Cómo diablos se recordaba de todo? Por un lado, ese recuerdo del Spring Break me hizo sonreír. Jasmine tal vez podía llenarme la cabeza con ideas vagas o ideas ciertas; no importaba porque Sebastián y yo tuvimos un pasado, no era uno de los mejores, pero teníamos recuerdos juntos. Tal vez nuestro presente no era tan relevante y tal vez nuestro futuro lo sería menos, pero el simple hecho de haber tenido algo que ver con él, aunque fuera por esos motivos, me alegraba.
Me quedé pensativa, supuse que él pensó que me molestaba el hecho de recordar lo del Spring Break, lo cual era totalmente erróneo, pero dejé que su mente vagara.
-Entonces dime –volvió a hablar –, ¿qué paso?
Otra vez la burra al trigo, exclamé en mi mente. Ideé algo para no contarle toda la verdad, era solamente omisión de detalles.
-Bueno –comencé –, lo que pasa es que me mandaron un mensaje para ti.
Trate de cambiar mi rostro, de cambiar mi expresión, de cambiar mis gestos; tenía planeado decirle que una compañera le había mandado un mensaje diciendo que a ella le gustaba él. Si iba a decir eso, no tenía por qué mostrarme furiosa; simplemente, no había razón.
-¿Para mí? –preguntó anonadado –. Pero si soy nuevo aquí, solamente tú me conoces bien. ¿Quién lo mandó?
Esa última frase me sacó una sonrisa interna.
-Una compañera –solté–no la conoces, pero el punto es que me dijo que tú le gustabas.
Fue mala idea decirlo así de golpeado, nunca se decía un mensaje de ese tipo tan rápidamente, pero quería salir de esto.
-¿A sí? –preguntó, no parecía muy sorprendido.
-Sí –exclamé fingiendo una sonrisa. Estaba claro que esa “compañera” era Jasmine y también estaba claro que ella quería algo más con él. Eso era un arte al cual yo solía llamar: disfrazar la verdad –, también me pidió de favor que te preguntara algo.
El hizo silencio en acto para que yo continuara.
-Me dijo que te preguntara ¿cómo te gustan las mujeres? –está bien, esa era pregunta mía, pero qué importaba. Lo malo de esa pregunta era que el término “mujeres” me hacía carcajear desde que era pequeña. Nunca me consideré una mujer; bueno sí soy mujer, pero soy una adolescente. Mujer mi madre, mujer mi abuela, mujer mi tía, pero no yo. Aguanté la risa.
-¿Por qué una compañera tuya preguntaría…? –empezó él.
-Sebastián –lo callé. Sentí cosquillas en mi garganta al pronunciar su nombre –, limítate a responder.
-Está bien, está bien –accedió a regañadientes –, ¿cómo me gustan las mujeres? –esa pregunta se la hizo más a él que a cualquier otra persona en la habitación –. Usualmente, no me suelo fijar en el cuerpo o algo así, no soy como los demás. Simplemente, me fijo en sus rostros; las que más me llaman la atención son las que tienen los ojos pardos, grandes; labios carnosos, pero delicados; sonrisa amable, pero servicial; pelo largo, pero espeso y amo cuando no se peinan.
Quería matarme de la risa con esas explicaciones, estaba claro que Sebastián no era como los demás, pero oírlo hablar así me provocaba risa; estaba acostumbrada a oír las mismas patrañas de los hombres.
-También –continuó –amo que no les preocupe nada, que se rían hasta de los chistes que no entienden, que amen la lluvia y el frio, que tengan metas para su futuro, que vean el mundo desde su perspectiva, que aprendan cosas nuevas sobre la vida día a día; que se miren seguras, pero que oculten un mar de emociones. No estoy acostumbrado a lidiar con éstas, pero sería fascinante empezar a hacerlo con una mujer como la de mis sueños. Y así me gustan las mujeres.
Cuando terminó de hablar quede boquiabierta, no sabía ni qué decir o qué hacer.
-Justo como eres, en realidad –agregó en susurros.
Me paralicé. ¿Qué acababa de decir? Era algo frustrante oír algo como eso, lo cual no estaba planeado que se escuchara, y no estar segura de lo que dijo. Estaba segura de que oí eso, o al menos mis oídos lo estaban. Pretendí no haberlo escuchado, porque al fin de cuentas ese era el propósito.
-¿Y eso era todo? –preguntó. Él sabía que había algo más o sabía que esa no era toda la verdad. Era lo mismo.
-Sí–mentí.
-¿Entonces por qué estabas tan molesta cuándo entraste? –insinuó.
Me atrapó, susurré para mis adentros.
-Es algo tonto –susurré –, y creo que no vale la pena decirlo.
-Kate –articuló mi nombre con cuidado –, dime la verdad.
Resoplé, ¿cómo podía decirle que no?
-Tuve una discusión con alguien –dije. Eso sí era verdad.
-¿Con quién? –preguntó.
-La conoces –aseguré.
-¿Con Luisa? –se preocupó.
-No –negué; decidí decírselo, al fin y al cabo él me lo estaba pidiendo. No era de que le echaría toda la culpa a ella –, con Jasmine.
-¿Qué te hizo? –actuó a la defensiva.
-Nada –musité –solo hablamos.
-¿Qué te dijo entonces? –preguntó casi enojado.
-Ella…
La campana la salvó literalmente.
Salimos de la clase y fuimos a los casilleros, en donde Natalia y Luisa hablaban armoniosamente.
-¡Kate! –exclamó Natalia al verme.
-Hasta que te dignaste a aparecer –habló Luisa con sarcasmo fingido.
Yo me reí y les expliqué porque había llegado tarde.
-¿Oye y que quería esa rubia contigo? –Preguntó Natalia inocentemente – ¿Jasmine era su nombre?
Le hice señales a Luisa para que la callara y ella la codeó disimuladamente, pero era muy tarde.
-¡Ah sí! –Exclamó Sebastián –ya no me terminaste de contar.
-Luego te digo, ¿sí? –me faltaba poco para rogárselo. El accedió y le dije que se fuera con Natalia a la clase de Español. A Luisa y a mí nos tocaba Química.
La clase pasó demasiado rápido y quería llegar al almuerzo porque me estaba muriendo del hambre. Nos sentamos justo como lo habíamos hecho el día anterior. Sebastián cruzó el umbral de la puerta de la cafetería con elegancia y con cierto porte al caminar. Llegó a nuestra mesa y se sentó a mi lado. Le compartí la mitad de mi sándwich.
-¿Y hoy no irás temprano a Educación Física? –preguntó Luisa con cierto desdén.
-No –respondió él –, calculé el tiempo y resulta que puedo comer bien e irme sin problemas.
Hablamos los cuatro armoniosamente, hasta que una sombra alta irrumpió nuestras risas. Era Jasmine, para variar.
-Hola Sebastián –le habló a él y nos ignoró a nosotras.
-Hola –respondió el con pesadez.
-Hoy no te vi en la clase de Español –habló con una voz tan falsa, que podía sentir las ganas de pegarle en la cara.
-Es que me senté hasta atrás –se excusó él.
Cuando Jasmine vio que le estaba resultando mal su plan se fue sin decir palabra alguna y a mí, solamente me dedico una fría mirada.
-Me está hostigando todo el tiempo –exclamó él tan solo ella se fue.
Me sorprendió lo que dijo, creía que yo era la hostigadora.
-Creo que le gustas –habló Natalia y volvió a tomarse su jugo de cartón.
-¡Ja! –exclamó –. Creer se queda corto, Nata.
Luisa se rió a carcajadas y yo solamente me dediqué a pensar. ¿Entonces él ya estaba al tanto de ese hecho? Bueno, al menos sabía que Sebastián no era un tonto.
-Bueno –dijo mirando su reloj imaginario en su muñeca y parándose de su sitio–, ya me voy. Nos vemos luego –se dirigió a Natalia y a Luisa –; y a ti, te veo en Historia.
Se agachó hacia mi mejilla y la besó delicadamente. Me frustré porque lo único que pude hacer fue sonreírle. Él se fue caminando y yo me quedé con una gran mueca en el rostro.
-¡Oh por Dios! –exclamaron Luisa y Natalia al uniso.
-¿Qué? –pregunté.
Ambas me lanzaron una mirada, como si estuviera dejando pasar lo obvio.
-¿Qué? –volví a preguntar.
-¡Te gusta! –exclamó Natalia.
-¡Y tú a él! –completó Luisa.
-¿Qué? –Exclamé como tonta –Claro que no, a él no le gustan las chicas como yo.
-¿Entonces eso significa que a ti sí te gusta? –preguntó Natalia emocionada.
-No –mentí tratando de poder disimular mi rostro –, me parece agradable. Solamente.
“Me parece agradable. Solamente”. Eso era a lo que yo llamaba: una verdad disfrazada. Me sonreí a mi misma, internamente.
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Helloooouu!
Como andan? Yo ? Pfff ya ni se /: Esta semana tuve tantas cosas qué pensar y para colmo tuve como sopotosientos examenes. Lo que más me preocupa es que esta semana va a ser peor y la de el día de San Valentin va a ser mucho peor [saquen sus conclusiones]
No me preocuparía pasar este 14 de febrero soltera, hasta donde sé llevo casi toda mi vida estando sola [excepto ese novio que tuve en 5to primaria ^^ ] y ahora que ya me conforme a estar así, viene alguien y lo cambia! Es algo frustrante porque es incomodo cuando una persona te demuestra amor y lastimosamente no puedes corresponderle y luego se caga la amistad /:
-Pero solo Dios sabe qué pasará.
Bueno, les dejo el capitulo. Espero que lo disfruten, ahora publicare todos los fines de semana (: y si puedo más seguido !!
Ya tengo 60 seguidores ♥ muchisimas gracias !!!
Por lo consiguiente, gracias por leer mis capitulos, comentar y seguir aqui fieles conmigo :') se hace lo que se puede!!(:
PD: Nahara, el chamo se llama Drew Roy!! Está bastante guapo, cierto? *w*
Me despido porque tengo que estudiar Biologia /: Deseenme suerte, enserio la necesitare esta semana!!
Maríajose García S.
-Oh, her hair her hair, falls perfectly without her trying ♥