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sábado, 30 de abril de 2011

"No quiero ser tu amigo". Cap. 12

En ese momento, formamos un capullo a nuestro alrededor, queriendo que nadie nos interrumpiera… Ni ahora, ni nunca. No me quería separar de él y eso era un hecho muy factible por mi parte. Sentía que ahora en ese momento era en el cual debíamos estar juntos más que nunca.
Quería seguir besándolo, pero me faltaba el aire así que me separé de él, pero cuando lo hice Sebastián apoyo su frente sobre la mía tratando de capturar aliento. Tomó mi cara entre sus manos suavemente, pero ahí se quedó. Era como si solo tenerme cerca, o con tan solo tener contacto conmigo le bastaba. Rodeé su cuello con mis brazos en un acto notablemente inútil para que no se fuera, para que no se alejara de mí nunca. Él, aún con sus manos en mi cintura, habló quedamente:
-¿Kate? –su voz sonaba ronca.
-Calla –le dije. Sinceramente, sentía que en ese momento cualquier vana palabra arruinaría cualquier sentimiento encontrado y eso me frustraría demasiado.
-Kate –volvió a insistir.
-Calla –repetí y me acerqué más a él para darle a entender que en ese momento no quería hablar, simplemente quería estar a su lado puesto que sentía que las palabras ya no valían nada.
-Kate –quitó sus brazos de mi alrededor y apoyo su frente sobre la mía –, yo…
Pero en ese inoportuno momento algo nos interrumpió: de repente, todo se me nubló y casi caía de sentón en el suelo de no ser por los brazos ágiles de Sebastián que me sujetaron antes.
-No puedes manejar hasta tu casa en esas condiciones –habló lento mientras que trataba de acompasar mi respiración debido a la gran agitación.
Traté de volver a mi postura normal, pero me di cuenta de que estaba empezando a sudar frío. Sebastián me guió hasta mi auto rodeando mi cintura con su brazo. Me llevó hasta el asiento del copiloto cuando realmente insistí en que no tenía que llevarme él, precisamente sino que podía venir mi mamá a buscarme. Él, haciendo caso omiso a mis opiniones, cerró la puerta del copiloto y abrió la puerta de atrás para buscar la llave del auto en mi mochila la cual se encontraba atrás. Yo solo oía que buscaba y rebuscaba y que no encontraba nada así que lentamente me giré para verlo.
En un principio buscaba la llave, pero se distrajo cuando vio mi cuaderno el cual tenía todo lo que había escrito sobre él, en el Spring Break, esa noche tan inolvidable y revelaba los deseos que a veces se incorporaban por dentro de mi ser, esos deseos de volver a verlo.
No le dije nada para ver a qué tanto llegaba: si respetaba privacidad o no. Lo pensó dos veces, pero la duda lo mató y abrió el cuaderno encontrándose con la primera página del cuaderno que susurraba: “Spring Break ♥” en una vaga letra cursiva.
De pronto, algo en mi mente encajó y toqué mi bolsillo del pantalón encontrándome con la llave del auto.
-Oye –dije suavemente.
Sebastián saltó en su lugar y me miró asustado.
-No están ahí –dije mientras agitaba las llaves en mí mano.
Él se sonrojo y empezó a balbucear cosas sin sentido.
-Calla y toma las llaves –dije tratando de no parecer molesta, pero demostré todo lo contrario. Las tomó y subió rápido al lado del piloto. Arrancó y salimos del estacionamiento.
Así de la nada, el sudor frio recorrió mi frente de nuevo así que abrí mi ventana para que el fresco aire me golpeara el rostro.
-¿Te sientes mal otra vez? –preguntó preocupado.
-Un poco –dije con voz áspera.
-Trata de dormir aunque sea en el camino –sugirió.
Era una buena idea, pero no quería perder mi tiempo al lado de Sebastián durmiendo… simplemente no. Pero como era de imaginar, caí rendida en el asiento del copiloto debido a que estaba cansada y supuse que todo lo de la enfermería me había dejado shockeada.
Abrí los ojos de golpe y vi que me encontraba en mi habitación, recostada en mi cama. Me extraño demasiado no haberme despertado cuando Sebastián se estaciono. ¡Sebastián! Grité en mi mente, ¿acaso era posible que ya se hubiera ido? Era más que claro que él era quien me había llevado hasta mi cuarto, pero ¿en dónde estaba?
De pronto, oí unas risas en el piso de abajo, por la cocina. Dudé seriamente en bajar puesto que tenía el presentimiento de que me iba a tropezar o incluso a desmayar. Puse mis pies en el piso de mi habitación y salí de la cama sujetándome de cualquier cosa que estuviera a mi alcance. Por poco y no llego a las gradas, pero lo logré y pude oír la risa natural de mi mamá.
Asomé la cabeza y pude ver dos sombras moviéndose armoniosamente. Bajé las escaleras una por una, sujetándome de la barandilla y mirando mis pies a todo momento. Llegué a la cocina y levanté la vista. Vi a Sebastián picando unas verduras y tenía una sonrisa en el rostro que me dejo impactada; parecía que mi madre le había contado algo gracioso o algo por el estilo. Esta última estaba lavando más verduras en el lavaplatos. Ninguno de los dos se había percatado que yo estaba ahí.
De pronto, como si hubiera leído mis pensamientos, Sebastián levantó la vista y me vio ahí parada, absorta. Se limpió las manos en una servilleta de tela que tenía al lado y fue corriendo hacía en donde estaba.
Tomó mi mano en la suya en pretexto de ofrecerme apoyo, pero supe cuál era la razón principal.
-¿Cómo te sientes? –habló muy cerca de mí, tan cerca que por segundo creí que su boca estaba buscando la mía.
-Ya mejor –hablé quedo. Sinceramente, no quería que notara los altibajos que su cercanía le causaba a mi voz –. Gracias.
Me ofreció su brazo en cuanto vio que me quería asomar a ver la magnífica creación que ellos habían preparado. Yo se lo acepté con una sonrisa tímida mientras que mi madre me dirigió una mirada furtiva, la cual yo ignoré.
Cocinaron una especie de sopa, pero olía demasiado bien como para que solo fuera sopa. Sebastián se rió al ver la expresión en mi cara mientras intentaba adivinar.
-¿Qué es? –le pregunté a mi madre ignorando la risa siniestra de Sebastián.
-Sinceramente –habló mi mamá –, yo solamente ayude. Sebastián hizo todo.
El susodicho, ruborizado, me miró sonriendo como si admitiera una culpa. Me reí mientras agachaba la cabeza y miraba su mano sobre la mesa que mi madre utilizaba para cocinar, justo en dónde él estaba picando las verduras. Tuve un impulso salvaje de tomarla y nunca soltarla, pero me controle.
-¿Cocinas? –le pregunté viendo sus grandes y pardos ojos.
-¿Lo dudas? –me respondió con otra pregunta.
Reí.
-No dudo –aclaré –, sino que nunca me habías comentado que tenías tales habilidades culinarias.
-No hables si todavía no has probado –dijo mientras agarraba una cuchara y me la entregaba. Sentía las miradas acusativas de mi madre en mi espalda, pero no dije nada.
Probé la sopa y me asombró el delicioso sabor que tenía.
-Sé que no puedes comer cualquier cosa, así que le propuse a tu mamá hacer lo más liviano posible para ti –dijo mientras me sonreía.
No tenía palabras, pero traté de que mis ojos expresaran ese gran “gracias” que quería decirle, pero que no tenía palabras.
-De nada –susurró mientras pasaba a mi lado para ir a ayudar a mi mamá a lavar los platos. Me reí para mí misma, y supuse que si cualquiera me hubiera visto hubiera pensado que estaba loca.
Lista ya la comida, Sebastián sirvió dos platos y mi madre le dijo que se quedara a comer, propuesta que él no denegó. Cuando nos sentamos todos a la mesa, comenzamos a charlar. Mi madre tuvo el atrevimiento de preguntarle a Sebastián cosas de su familia, de su vida en su anterior hogar y cosas así. Descubrimos que Sebastián era el pequeño de dos hermanas, ya ambas grandes, casadas y con hijos; quería estudiar Medicina en la Universidad y quería especializarse en Cardiología; sus papas eran abogados, deduje que por ese medio sabía quién era mi padre.
Mi madre, por supuesto, no falló en comentar algunas que otras travesuras mías cuando estaba chiquita y Sebastián quiso aportar con unas cuantas suyas. Cuando terminamos de comer el almuerzo, recogí los platos para lavarlos y Sebastián me ayudó. Eran las dos de la tarde cuando mi madre habló:
-¡Acabo de recordar! –Exclamó –Tengo que ir a comprarte medicina, en caso de que empeores. Sebastián, ¿te molestaría cuidarla un momento?
-¿Qué acaso tengo cinco años? –pregunté.
-Sabes que no me refería a eso. Regreso en treinta minutos –musitó mi madre saliendo por la puerta.
Treinta minutos, repetí en mi cabeza. Me hice la de la vista gorda y empecé a lavar los platos, cuando sentí que Sebastián se puso a mi lado para ayudarme. Conversamos de unas cosas tontas y sin sentido, pero era una charla grata… al menos para mí. De pronto, un plato se me resbaló de las manos haciendo que salpicara un poco de espuma y agua. Sebastián creyó que lo hice a propósito.
-¿Con qué así estamos? –preguntó como lo haría cualquier padre a su hijo mientras juegan a las escondidas.
-No, no, no –negué rápidamente con la cabeza queriendo evitar que su rostro se volviera macabro –; fue un accidente.
-Los accidentes no existen –musitó.
-Pues este si tuvo que haber existido –me excusé mientras me alejaba debido al miedo de que el avanzara. Avanzó un paso hacía donde yo estaba y luego, retrocedió hasta llegar al lavaplatos que estaba lleno de espuma. Tomó un poco entre sus manos, mientras yo le repetía una y otra vez que no lo hiciera. Su risa malvada resonó en mis oídos.
Rodeé la mesa en donde mi madre preparaba la comida, huyendo de Sebastián y él me perseguía como si fuera un juego de niños. Cuando le di la vuelta completa, me acerqué al lavaplatos para tomar mi porción de venganza, en caso de que cualquier cosa pasara. Antes de que yo me pudiera dar cuenta, tenía a Sebastián a mi lado, muy cerca de mí.
Se preparó para atacar y yo, como instinto, traté de detener sus manos cuando inconscientemente entrelacé mis dedos entre los suyos, los cuales estaban llenos de espuma. Él me miró fijo a los ojos mientras yo trataba, luchaba para no caer prisionera en los suyos. Demasiado tarde, agaché la cabeza en una vana intención de que no pudiera ver como mis mejillas tomaban color. Me acercó más a él, más a su cuerpo, más a su aroma, más a su aliento… reaccioné que tenía muy cerca su aliento y levante el rostro temeroso. Su boca, oh su boca, estaba demasiado cerca a la mía y fue difícil resistirme al deseo que tenía sobre repetir lo que había hecho hace ya unas cuantas horas.
Apretó mi mano en la suya, mientras mis ojos se enfocaban en él solamente. Se acercó un poco hacía mi rostro, con temor a que me alejara, pero a esa altura ya era claro que quería que pasara lo que tenía que pasar. Apoyo su frente sobre la mía mientras se decidía a hablar:
-¿Kate? –siempre empezaba con mi nombre.
-Dime –dije tratando de inhalar un poco de su adicto aroma.
-Ya pensé mucho las cosas –dijo como si le hubiera tomado mucho tiempo.
La verdad no entendía mucho de qué me estaba hablando.
-¿En qué pensaste? –le pregunté.
-En ti –dijo mientras una sonrisa surcaba su rostro y mis mejillas se ruborizaban –y en mí.
Ahora era yo la que sonreía.
-¿Así? –dije mientras me acercaba mas a él. La espuma que tenía en sus manos ya se había secado y soltó mi mano para poder acomodar un mechón que tenía justo enfrente de la cara.
-Sí –afirmó.
-¿Y cuáles fueron tus conclusiones? –le pregunté mientras traté de ocultar una sonrisa curva.
-Solo fue una –musitó mientras soltaba mis manos, rodeaba mi cintura y yo rodeaba su cuello.
-Dímela –rogué.
-Es fácil, es sencilla y no sé cómo no me pude percatar antes.
-Dime –pedí.
-No quiero ser tu amigo, ya no –sus palabras hicieron que un escalofrío recorriera mi espalda –. Quiero ser algo más en tu vida.
¿Y qué podía decir en esos momentos? Solamente tomé su rostro entre mis manos y me hundí en sus labios. Me acercó más a su cuerpo mientras yo entrelazaba mis dedos en su cabello. Yo era simplemente muy tosca para las palabras así que quería que entendiera que yo tampoco deseaba ser solamente su amiga.
Separé mis labios de los suyo debido a que me faltaba aire. Apoyé mi cabeza en su pecho mientras él jugaba con mi pelo enredado, y pude oír su corazón. Estaba un poco agitado, o emocionado, pero era un latido fuerte y armonioso. Suspiré.
-Tengo una idea –dijo.
Me quedé callada esperando su propuesta.
-¿Qué te parece si salimos mañana? –una sonrisa curvó su rostro.
Me pareció una sorpresa esa invitación, pero no la iba a negar. Quedamos en que él me pasaría a traer e iríamos a cenar o a ver una película. Pero antes que nada, le quería aclarar que hasta el momento éramos amigos y que por haberlo besado eso no iba a cambiar sino hasta que él mismo me lo preguntara. En mi mente soné algo orgullosa, pero así tenía que ser y así era yo. Cuando extendió su mano en señal de “trato hecho” le dije:
-Una salida como amigos –y estreché su mano para que no pudiera echarse para atrás.
-Como amigos –repitió con una sonrisa macabra.
Justo en ese momento, abrió la puerta mi madre esperando encontrarnos en una situación bastante incómoda, pero no fue así: estábamos sentados en la mesa del comedor riendo de situaciones tontas. Sebastián se empezó a despedir puesto que ya eran las tres de la tarde y no quería llegar tarde a su casa.
-Fue un placer pasar la tarde con ustedes –dijo como halago hacía mi madre.
-Nos vemos, Kate –dijo mientras besaba mi mejilla.
Lo acompañe hasta la puerta y le dije en quedo:
-Nos vemos mañana –dejando que mis ojos expresarán lo que deseaba.
Sonrió y salió de la casa mientras yo cerraba lentamente la puerta.
-Oye tu –exclamó mi madre desde la cocina.
Llegué a paso lento mientras me podía imaginar lo que me iba a decir.
-¿Qué paso? –le pregunté al ver que solo me miraba furtivamente.
-Nada –dijo arrepentida –, olvídalo.
No quería insistir porque sabía que iba a hablarme de Sebastián, pero no quería dejarla solamente así como si nada.
-¿Segura? –le pregunté arrepintiéndome en el momento.
-Sí –indicó.
Me pareció raro que ella aceptara quedarse callada, es más… me asustó un poco. Después de eso, subí a mi cuarto a pensar y a ver televisión. Mi madre llegó a ver cómo estaba y a desearme buenas noches. No pude dormirme sino hasta las once de la noche debido a que mi cabeza se estaba llenando de ideas.
No pude dormir más que nada por pensar en Sebastián, en él, en su beso, en la cita que teníamos al día siguiente. Pero más que nada, más que cualquier cosa: no podía dormir debido a sus palabras. “No quiero ser tu amigo”, resonó en mi cabeza de nuevo.
Imaginando la voz de Sebastián susurrando ésa última frase, caí en un profundo sueño esperando para que mis esperanzas se volvieran realidad….





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B U E N A S :)
-okey, sé qué estarán pensando: "Hasta que te dignas a publicar!" & si, lo siento no pude antes. Sinceramente, he estado muy ocupada porque tuve examenes, luego sali de vacasiones [me fui de viaje :) ] regresé al colegio ésta semana, & para variar, no falta la vida social & eso. Así que enserio, disculpenme si no pude publicar antes pero ahora estoy en un momento de mi vida en donde TODO se me junta s:
-Segundo, qué tal pasaron sus vacasiones de Semana Santa? (: como les dije, me fui de viaje a un como club aquí en mi país.. eso sí, no falto el Sr. Sol que me anduvo desesperando una que otra vez pero es bueno recibir vitamina D de vez en cuando ;D
-Tercero, GRACIAS a las que me han tenido paciencia & siguen fieles leyendo el blog! ustedes saben que desearia publicar todos los días pero no puedo /:

-Pues les cuento que aproximadamente faltan 14 días para mi cumpleaños así que vayan pensando BIEN BIEN que me van a regalar XD no se hagan!

Bueno, les deseo buen día a todas! Gracias de nuevo por leer, comenten para saber qué les parecio! Si les gustó el cap digan: Sí me gustó, oh Majo deverías ser escritora D: & si no, simplemente escriban: eres una asco xd JAJAJAJAJA no se hagan, comenten si & solamente si les gusto el cap o si me quieren decir: "Bienvenida otra vez, Majo" Jajaja

-Nos hablamos lueguin (:

Atte: YOOOOOOOOOO !


Let felicity fly ♫

9 comentarios:

  1. h°Oola Majo!!!!!
    x un momento pense
    y ya no hibas a publicar
    y de purita casualidad
    cheq el blog xq estaba
    aburrida jijijij =P
    pero debo decirt q me
    gusto el cap!!!!!!!!
    eres más q genial
    a la hora de escribir
    jijijijijij
    Mmmm respecto a tu cumple
    tngo q pensar q t pueda
    regalar....
    bueno espero q puedas
    publicar aunq sea las
    proximas semanas y recuerda
    q aqui tienes a una
    lectora fiel jejejeje
    bueno saludos!!!!

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  2. maajoo me encanto el capiituloo (:
    yy yy me fue bien en vacaciones descansee bastante y leeeei (:
    yy yy yo odiio al Sr, Sol u.u
    soy muy blanca y e noo me quiere solo me pone rojaa
    bno byee t cuidas♥

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  3. Hola Majo!
    Acá sigo, al pie de la pág esperando que publicaras y ahora vengo de una fiesta y me fije y me sorprendio mucho encontrar el nuevo cap.
    Felicitaciones, me encantó!
    Te estare leyendo y siendo fiel al blog ^^

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  4. Hellow..!
    Jaja Majo, claro que aqui seguimos hastta el final de todo :D

    Wow genial cap, muy romantico jaja. Sigue asi y "Majo deverías ser escritora" :D
    Bueno, tengo prisa D: nos leemos..!

    PD: Waaaa deja pensar que puedo regalarte jaja. Te lo mandare por FeDex xD
    PD2: Hey porfa pasate a mi blog [nochesinluna-lunadeoctubre.blogspot.com]

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  5. Me encanto
    no tengo palabras
    hiciste qu eyo sintiera
    todo lo que Kate sentia
    fue algo inexpicable
    eres una gran escritora
    & ya sabes yo soy tu fan #1
    publica pronto
    biee n.n

    abby(:

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  6. definitivamente la espera balio la pena, publica prontis si?

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  7. Hola me gusto mucho
    Jejeje lo leí todo de un jalón y de todas formas me dejaste en suspenso ¬¬
    Sigue actualizando porfa quiero saber que sigue
    Y te podrías pasar porfavor por mi blog significarían mucho tus consejos te paso el link:
    http://mysassyhistory.blogspot.com

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  8. i love the story
    espero que pronto subas mas capitulos

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  9. abril, abril publicastes!
    pliiiiiiiiiiiiiiiiiiiiis de verdad. subi uno nuevo
    o da un explicasion porqe no subis nada
    da señales de vida porfa!

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Hola, Soy Majo!
Comenta y dime qué tal esta mi blog?
Dime si soy buena o si simplemente debería dejarlo
:D
Grx