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sábado, 13 de noviembre de 2010

Confrontación. Cap 5

-¿Qué paso esa noche? –hablo tranquilo y calmado.

Su pregunta me cayó como balde de agua fría. Fue tan repentina e inadvertida. Sentí que hasta la sangre huía de mi rostro por no querer estar presente en la escena. Ese era su plan, puesto que no había dado señales ni se había puesto nervioso; solamente lo soltó. Debo admitir que tenía valor, no todos los chicos tienen la capacidad para lanzar una pregunta así por así. O le interesaba la respuesta desde mi punto de vista o ya quería aclararlo todo para poder olvidarlo. Abrí mi boca y hablé:

-¡Oh, Sebastián! –chillé mientras ocultaba mi rostro entre mis manos.

Tengo que admitir que no tuve valor para contestarle, no tuve valor para decirle que todo fue impulso de mi “salvaje” interior; no tuve valor para pedirle perdón a él, puesto que yo fui quién llevo todo al límite. Pero el maldito valor se me había escapado, me sentía avergonzada más que todo. Estaba furiosa conmigo misma, estaba impactada de lo cobarde que fui. El plan original era escupir unas cuantas palabras y olvidar el asunto de una vez por todas.

-¡Lo siento, lo siento, lo siento! –Se disculpo como si fuera un niño al que acaban de pillar en una travesura; se acercó más a mí y poso su brazo sobre mis hombros –Enserio, no quise hacerte sentir mal.

¿Mal?, pregunté a mi misma. No me encontraba mal, me encontraba molesta, pero esa pelea con mi subo consiente no era algo que Sebastián tendería que entender.

-No estoy mal –aclaré con voz baja –, estoy avergonzada.

Decidí soltar la verdad, ¿qué más daba ahora? No era solo la falta de valor mi motivo de vergüenza, sino que era la extraña sensación de preocuparme porque él no piense que soy una cualquiera. Tengo mis normas personales: he decidido, desde una temprana edad, no tener sexo antes de casarme. Esa decisión tuvo su historia, como todas las demás: me puse a pensar mucho en todo ese asunto del sexo y como cada niña de la escuela se alborotaba al oír esa palabra. Toda esa inmadurez, trajo actos y esos actos llevaron consigo consecuencias: Agostina Pages, una antigua compañera del colegio, resultó ser la prueba viviente de que era necesario para todas tomarnos enserio todo el asunto de la abstinencia. En las vacaciones, ella fue a una fiesta con su novio, llevaban una relación larga y se notaba que se querían mutuamente; la fiesta era de ese tipo donde se consumía alcohol y más de algún “afortunado” habría obtenido su premio, si saben a lo que me refiero.

Agostina era una chica que no se dejaba llevar por la corriente, sabía los planes que sus padres tenían para ella; su novio, Diego, era un chico bastante capacitado y no era de los que piensan que la complacencia es mejor que la abstinencia y eso era lo que lo hacía respetable. Pero esa noche cambio todo.

Varios de los chicos que fueron a la fiesta decidieron hacer una pequeña broma. Le dieron varios vasos a Diego donde le aseguraron que lo que tenía adentro era simple gaseosa, lo que Diego no sabía era que tenía un tipo de alcohol que no se sentía y que como máximo lo confundiría con una especie de ardor en la garganta, según lo que me contaron. Esa noche, Agostina estaba lista para irse a casa puesto que ya eran más de las once y sus padres tenían un toque de queda. Diego se sentía mareado y Agostina se preocupo porque pensó que había tomado más de lo debido, él solamente le dijo que había comido algo y que ya se le pasaría.

Decidieron esperar en el auto mientras Diego se “recuperaba”; él le dijo que se sentiría mejor con un beso, Agostina, enamorada y halagada, se lo dio. De repente los besos de Diego se volvieron bruscos e incomodos, se abalanzó sobre ella en el sillón del copiloto; Agostina le dijo que ya era suficiente y que la llevara a casa. Él no la escucho y siguió con lo que estaba haciendo. En ese momento Agostina supo que esa noche no iba a terminar bien. Ella gritó y gritó, pero él le tapaba la boca mientras la desvestía; pronto los gritos de Agostina no eran más que lamentos y llanto, lágrimas se derramaban de sus ojos. En el fondo de su corazón, ella tenía la esperanza de que alguien los encontrara e hiciera algo, pero aun si alguien los encontraba en ese preciso instante, ya era muy tarde. Diego se retiro del cuerpo inerte de Agostina, se situó en el asiento del copilo con su respiración entre cortada y lo único que se oía en el silencioso auto eran unos llantos desconsolados que provenían desde el asiento del copiloto. Agostina se derramaba en lágrimas debido a lo que acababa de pasar y aún no podía salir de su shock emocional.

Diego, al verla a ella desconsolada, reaccionó en sí sobre las acciones que había hecho y se aterró. Su cara se torno de un verde amarillento, puesto que quería vomitar o esconderse en un agujero para siempre. La cara de Agostina reflejaba dolor, vergüenza, pena, coraje, pero sobre todo amor. Era raro ver amor en la cara de alguien que acababa de pasar por algo como eso, pero ella lo seguía amando con todas sus fuerzas, aun cuando le haya quitado lo más preciado que ella pudiera tener.

No se sabe como Agostina regresó a su casa, pero lo que sí se divulgo fue que no les quiso decir nada a sus padres por ningún motivo. Ella regreso, aún más callada de lo normal, evasiva, tímida y sabía que no solamente yo podía oler su miedo. Varías con quienes compartía clases decían que cada vez que miraba a Diego se asustaba y su rostro se tornaba nervioso. Diego, por un lado trató de hablar con ella y de disculparse, pero ella no lo permitió.

Varios días después me encontré con Agostina en el baño, tenía los ojos rojos e hinchados, supuse que había llorado otra vez. Le pregunté si estaba bien y ella solamente respondió con la cabeza. Realmente, no daba la planta de estar bien, así que fui al cubículo en donde ella había estado y encontré algo en el basurero que me dejo helada.

Una prueba de embarazo positiva yacía encima de todos los papeles higiénicos que se encontraban en el basurero. Me aterré demasiado. No era mía la prueba, pero el tan solo imaginar que eso le pasara a uno, era algo perturbador. Desde ese día no volví a ver a Agostina Pages.

-¿Por qué vergüenza? –pregunto Sebastián rompiendo totalmente la pared de pensamientos que había construido con respecto a Agostina.

No lo había notado, pero tenía varias lágrimas en mis ojos listas para salir debido al recuerdo y el dolor de tan solo imaginarme en esa situación.

-Porque yo no suelo ser así –solté antes de lo esperado. Decidí ser directa y clara, no lograría nada dándole vueltas al asunto –, no soy una cualquiera.

La cara de Sebastian se torno seria.

-Y quiero que entiendas –dije mientras ignoraba su rostro, quería terminar mi explicación y luego ocuparme de él –que esa noche había tomado más de lo que debería y estaba alterada por lo de mis padres, y…

Fue lo único que pude decir antes de que la mano de Sebastián se colocara en mi boca para ponerle un alto a las palabras que brotaban sin control. Trate de quitarme su mano, puesto que quería explicarlo todo de una vez por todas, no quería dejar cabos sueltos y tampoco que él malinterpretara las cosas por no haber terminado.

-Callate –habló el haciendo un esfuerzo para no retirar su mano de mi boca –. Es enserio, ahora quiero hablar yo, Kate.

Entendía la parte en la que él quería hablar, pero ¿por qué él no entendía que yo quería terminar el malentendido de una vez por todas? Trate de retirar mi mano a toda costa y lo logré.

-Es solamente que quiero…

Sebastián colocó su mano otra vez en mi boca, dejándome sin alternativa.

-Deja que yo hable, ¿sí? –pidió, casi llegando al ruego. No entendía, pero lo deje; dar más lucha no era algo listo de mi parte.

Asentí levemente mientras ponía mi mano sobre la de él para quitarla de mi boca y que me dejara respirar. Estaba a punto de soltarla, cuando él enganchó sus dedos a los míos y los dejo cautivos en su mano, haciendo que una gran corriente se deslizara por mi columna.

-Estoy dispuesto a olvidar lo que paso esa noche –habló articulando cada palabra con cuidado, como si estuviera tratando de que yo entendiera que todas esas palabras tenían otro significado –, sé que no fue muy prudente de mi parte hacer eso y no tienes idea de cuánto lo lamento, pero no sabes cuántas veces estuviste en mi mente desde esa noche.

Al pronunciar la última frase, mi cuerpo se estremeció por completo. Lo miré a los ojos, quería saber si todo ese palabrerío era tan real como sonaba; sus ojos denotaron una pequeña chispa cuando se encontró con los míos y sabía que eso no podía ser mentira.

-Te busque millones de veces –prosiguió con voz baja –, sentía que te debía una disculpa y necesitaba verte; algo en mi interior me decía que tenía que volver a verte. Cuando vi tus ojos por última vez esa noche, cuando vi tu mirada sentí que me volvería loco. La expresión en tu rostro denotaba miedo, no creas que no me di cuenta –colocó una mano en mi mejilla y me estremecí –, así que no tienes por qué preocuparte en aclararme las cosas; sabía que no eras una del montón.

Sus palabras me quemaron al rojo vivo. Su voz, esa ronca voz, expresando lo que miraba en mí era una sensación rara. Su mano todavía se encontraba en mi mejilla, pero poco a poco sus finos dedos fueron bajando a mi cuello; me estremecí. El tacto de sus dedos con mi blanquecino cuello me estaba volviendo loca. Cerré mis ojos porque pensé que podrían delatar mis intenciones.

Sus dedos fueron avanzando hasta llegar a mi barbilla, sentí como la levantaba y me asusté. Abrí mis ojos rápido, pensando que así evitaría cualquier cercanía que el pusiera; después de todo, el colegio no es el lugar apropiado. Pero no se movió. Se quedo quieto con una de las más puras sonrisas que había visto en toda mi vida. Instintivamente le sonreí porque era inevitable que mi rostro respondiera de alguna manera.

Retiro sus dos manos, una todavía se encontraba entrelazada con la mía, porque se dio cuenta que unos cuantos alumnos pasarían por ahí y era prudente no armar ningún chisme o habladuría en el primer día de clases.

La estruendosa campana sonó.

La clase libre había terminado y lo único que sabía era que me tocaba Química. Quería saber que había pasado con Luisa y su agonía solitaria en clase de Historia, pero tenía entendido en que la nueva alumna estaba con ella y tal vez no era un desastre. Luego de mi rápido análisis, miré a Sebastián. Él se estaba levantando de su silla como el resto de mis compañeros y todavía no entendía por qué yo seguía aplastada en mi silla. Me levanté rápido y agarré mi mochila.

-¿Qué clase te toca? –me pregunto mientras salíamos por la puerta.

-Química –dije con voz ronca – ¿y a ti?

Me lleve la mano a la espalda, puesto que crucé los dedos para que no le tocara la misma clase que a mí. Está bien, sí quería pasar todo el tiempo posible con él, conocerlo y que él conociera más de mí. Quería estar mucho más tiempo con él, pero también todo lo que me había dicho en el periodo pasado me había dejado con cosas en qué pensar y tenerlo cerca no hacía que mi mente se coordinara muy bien.

-Español –dijo con voz triste.

Me costaba creer que realmente él quería pasar tiempo conmigo, era raro pero la gente no me buscaba de ese modo. No era tímida y casi todos mis compañeros me conocían bien, pero no era de esas que buscan entrar al comité de decoración para el baile de bienvenida y ser halagadas por eso. Simplemente me gustaba que me conocieran por lo que hago normalmente y que les agrade por hacer simplemente eso.

-Bueno –dije en modo de cierre de la conversación –, ¿te veo en el receso?

-Claro –habló mientras se rascaba la cabeza. Ese gesto me dio risa, se daba a entender por sí solo; tenía una duda.

-¿Qué paso? –pregunte del modo en que cualquier madre lo haría.

Sonrío del modo en que cualquier niño lo haría y me sorprendí al notar cuanto me gustó esa sonrisa. Me quité la expresión de estúpida que de seguro tenía y dediqué mi atención a su pregunta.

-¿En dónde está el salón de Español? –habló con vergüenza.

En sí, su pregunta me causó gracia.

-Está después de la biblioteca –respondí con una sonrisa mientras le daba un beso en la mejilla –. Nos vemos en la cafetería.

Me fui volando hasta mi casillero para sacar rápido el libro de Química, no lo había sacado antes así que estaba apurada. Cuando llegué a mi casillero, encontré a Luisa y a Natalia ocupadas buscando unos cuantos cuadernos.

-¡Kate! –Exclamó Luisa mientras abría mi casillero – ¿Ya conociste a Natalia?

-Sí –dije mientras metía mi mochila, sacaba mi libro y unos cuantos lapiceros –, ya tuve el placer de conocerla.

Natalia, refundida en un papel que seguramente le entregó la secretaria de Dirección por ser nueva, me sonrío tímidamente. Su sonrisa fue pura y agradable a la vista.

-¿Sabías que le toca Historia conmigo? –me preguntó Luisa atónita.

Claramente eso ya lo sabía, puesto que yo le había dicho en donde se encontraba el salón de Historia.

-Lamento decepcionarte –le dije a Fernanda –, pero eso también ya lo sabía. Me pidió que le dijera en donde quedaba el salón de Historia.

Luisa hizo una mueca.

-Ya no hay ninguna sorpresa para ti –dijo con un puchero.

Un sonido tintineante resonó en nuestros oídos. Natalia se estaba riendo de la cara de Luisa. Me agradó que ella fuera abierta con nosotras y nos dejará entender que era un poco tímida. Me reí con Natalia de la cara de Luisa un momento más. Luego la campana sonó y todos empezaron a correr por los pasillos. Le hice señas a Luisa para que se fuera a Química y me apartara un lugar al lado de ella mientras yo sacaba un cuaderno por si anotábamos algo.

-Oye –me dijo Natalia –espero que no sea mucha molestia, pero ¿sabes en donde está el salón de Español?

Eso me recordó a Sebastián y reí para mí misma.

-Está después de la biblioteca –le dije indicándole con mi mano en dónde se encontraba la biblioteca –. ¿Nos vemos en el almuerzo?

Mi pregunta la sorprendió y me dio ternura ver su rostro sorprendido. Luego asintió y se fue corriendo para su clase. Yo también eche la carrera y llegué a tiempo.

Por suerte, la clase no fue tan aburrida como lo esperaba. Había una nueva maestra y como era su primera clase se presentó y habló con todos. La clase termino mucho antes de lo esperado y le dije a Luisa que tenía que presentarle a alguien, ella se emociono como siempre.

Natalia nos alcanzó en el camino hacia la cafetería y me sorprendió no ver a Sebastián cerca. No lo estaba acosando, solamente lo estaba buscando. Oí que Natalia le hablaba de su clase de Español y de que habían dos nuevos en esa clase y que ella no se sentía tan rara después de todo.

-¿Dos? –hablé. Se suponía que eso se quedaría en mi cabeza.

-Sí –afirmo Natalia –, un chico alto, de pelo negro y lindos ojos; recuerdo que se llama Sebastián.

Esa descripción por parte de Natalia hizo que una sonrisa surcara por mi rostro.

-¿Y quién es el otro? –pregunto Luisa.

-Otra –aclaró Natalia –, es una chica. Es alta, delgada, pelo rubio; no me agradó mucho así que no recordé su nombre. Por otro lado, no fue amable conmigo, en cambio el otro chico, Sebastián, si lo fue.

Me pareció raro porque no había visto a nadie más.

Y de pronto, Sebastián entró. Sus ojos parecían divertidos y totalmente profundos. Caminaba lento y con un paso acompasado, parecía que alguien lo estaba halando por el brazo, pero no estaba segura porque había muchos estudiantes en su camino.

Voltee a ver por un segundo a Natalia que hizo un complemento sobre mi ropa y luego volví mi cabeza para verlo. Él venía… ¿acompañado por ella?


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JELOU! Je. Aqui esta el cap!!

Bueh, me gusto mucho este cap, siento que demuestra el miedo de Kate sobre cometer errores y no seguir los ejemplos de las personas que antiguamente cometieron los mismos. Yo también apoyo eso de la abstinencia y eso. Pienso que seria muy complicado hacerlo a una edad joven, aparte que es un gran relajo eso de los anticonceptivos y eso. ¿Imaginense que pase algo o que no resulte? Ja!! No estooy lista para un hijo.

Agostina? No se si todavia lees mi blog, pero cumpli tu petición! Lamento que haya sido un personaje tan corto :)

Bueeh, antes de que me crean loca les quiero decir algo: gracias por todo su apoyo, no saben cuanto se los agradezco.

NEWS: Una amiga me hizo admon de su blog :) en pocas palabras, yo también escribiré en el. Solo los capitulos pares, es una historia interesante y estoy dispuesta a colaborar. Chequenlo --> Deja Vú

Creo que es todo por hoy, cierto? Bueeh yo me despido, muchas gracias por leer mi blog y por su apoyo.

Me vooy!

Maajo!

"Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas" :)

10 comentarios:

  1. me encantó el cap, publica pronto si?
    pasate si puedes por mi blog:
    http://amusicallovestory.blogspot.com/
    graciaas!

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  2. MARIA JOSE GARCIA! sabes que cada entrada hace q me emocione? hahahahaha yo digo q si con lo q te insisto en q me des adelantos y NUNCA me los das -.- hahahahahaha

    pinche canche -.- ya me cayo mal ehh!

    SEGUILA YA! (: sip ya necesito leer el cap 6! XD hahahahahahaha soo te presionare ;)

    a y me gusto el cap :D te quedo ree bien! (:

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  3. hola Majo, muy buen cap, me encantó, muy profundo, jaja la frase del final. Harry Potter ♥. Bueno, publica pronto, cuidate, besos.

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  4. como podría expresar lo que siento ahora???
    la verdad no lo sé, el cap fue demasiado bueno, me encanto, y esstoy de acuerdo contigo sobre lo de la abstinencia :D
    cuidate majoo
    mil besines :D

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  5. Ame el capitulo escribes fantasticamente bien por un momento pense que leia un libro de algún escritor famoso hahaha bueno no demores .

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  6. SHUMAAAA:) (no se como jocotes comentar o no comentar, seguir o publicar, Y MENOS entiendo eso de ser administradora de un BLOG. QUE JODIDOS!!!!!)

    Bueno, la cosa es que me has dejado con la INTRIGA. -.- Y esta RE BUENO tu blog, chequea el mio, ya lo subi;) contenta?

    Va, la cosa es que nose que comentar.. pero escribes fantasticamente bien por un momento pense que leia un libro de algún escritor famoso.. y como podría expresar lo que siento ahora???
    la verdad no lo sé, el cap fue demasiado bueno, me encanto, y esstoy de acuerdo contigo sobre lo de la abstinencia. ;) muy buen cap, me encantó, muy profundo. SEGUILA YA! (: sip ya necesito leer el cap 6! XD hahahahahahaha soo te presionare ;)
    wujuuuuuuuuuuuuu :) Hahaha

    te amo idiotis :)

    SEGUILAAAAAAAAAAAA.

    promote me? Hahahaha

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  7. Majo:
    Muchas gracias por colocar mi nombre en el personaje, aunque ella no alla terminado bien xD
    Me senti alagada al ver mi nombre hai, me emocione, jaja, solo el nombre, no pienses que soy una cualquiera, hee!
    Jajja, gracias Majo.

    Un beso enorme


    Agostina

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  8. me cambiaste el modo de pensar Majo,yo pensaba que eso de la abstinencia era absurdo y antiguo (o sea de viejos :DD) , pero A CUALQUIERA LE PUEDE PASAR LO MISMO QUE A AGOSTINA :O
    sigue escribiendo, quiero saber quien es ESA que esta con MI sebastian jajaja, déjame alucinar :)

    Atte, Sugar.

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  9. Majo, sigo leyendo tu blog. Gracias por cumplir mi peticion :)
    Muchas gracias ;)

    Con amor.

    Agostina

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  10. Este capítulo me impactó. Re bueno!

    Mmm... gracias por escribir ^^

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Hola, Soy Majo!
Comenta y dime qué tal esta mi blog?
Dime si soy buena o si simplemente debería dejarlo
:D
Grx